
Ese mundo cambió cuando al pasar el tiempo apareció su otra mitad. Una extraña que por poco me llega a reemplazar. Sin duda era eso lo que sucedía. Era como el juego del Ajedrez ; si le cediera mi lugar a ella, lo ocuparía inmediatamente y nunca más podría volverlo a recuperar. Ella se quedaría con mis tesoros, mis propiedades, mi vida, con Él.
Ese juego que tanto temía que pasara dio su realidad; La reina se quedó con el peón y me apartó de su juego para siempre. Eran las instrucciones las que establecían las condiciones del juego y puntualmente, había una que me llamaba la atención; ‘No siempre se es feliz para toda la vida'. Me fue difícil comprenderlo pero en fin, era cierto, porque tiempo atrás ‘era un juego en el que sólo se jugaba de a dos’, eramos él y yo.
Pero como siempre, la ingenua, terminó perdiendo el juego.
Danchuli A.
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